Por: Rodolfo Loyola
Presidente del Banco de Alimentos de Querétaro
El Reporte sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo publicado en forma conjunta por diversos ramas de la Organización de Naciones Unidas informa que el mundo se encuentra muy lejos de lograr el objetivo 2 de los ODS: Hambre cero; Entre los principales motores de la inseguridad alimentaria y la desnutrición se menciona los conflictos, la variabilidad climática, problemas económicos que aunados a temas tan complejos como la desigualdad persistente están dando como resultado un que alrededor de 2.33 miles de millones de personas sufran de este flagelo.
Si a pesar de los esfuerzos no se obtienen los resultados deseados, en algo estamos equivocados. En el reporte se hace mucho énfasis en el tema de financiamiento y en las definiciones básicas. Así mismo, se reconoce que “Business as Usual” no es una opción, que se requiere un proceso de transformación. Pero ¿qué tipo de transformación?
Desde mi perspectiva, se requiere enfocar la reflexión hacia los procesos por los que se genera la pobreza ya que considero que la inseguridad alimentaria es una consecuencia de un estado de pobreza. Si no tenemos claridad en cómo es que se generan pobres vamos a seguir utilizando, aun cuando sea de forma sutil la metáfora de la lucha.
La lucha, como metáfora, es muy atractiva ya que nos lleva a la acción, a buscar eliminar algo que es malo y que causa daños; sin embargo, considero que ha resultado altamente inefectiva e ineficiente. Hemos luchado tanto y hemos avanzado tan poco que ya es tiempo de cambiar la mirada.
Estamos ante un problema altamente complejo que debemos reconocer entendemos poco y que, si consideremos que en el mundo se produce alimentos suficiente para alimentar a todos los habitantes del planeta esto nos lleva a pensar que solo es un problema de procesos de distribución. Creo que la clave es pensar global y actuar local.
Debemos tomar comunidades, generar prototipos de transformación y valorar lo que resulta y lo que no. Debemos de dejar de hablar de la pobreza y comenzar a distinguir que existen pobrezas y cada una de ellas, por sus características, debe ser mirada, analizada y acompañada considerando a los propios pobres para habilitarlos para que tras un proceso subsidiario, puedan comenzar a hacerse cargo de sus propias necesidades.
En el Banco de Alimentos de Querétaro estamos buscando nuevas formas de enfocar el problema y de plantear esquemas de transformación basados en un enfoque comunitario.