Por Rodolfo Loyola Vera. presidencia@bamxqro.org
Abril 2023
El objetivo 2 de los ODS, Hambre Cero se ve inalcanzable para nuestro país a siete años de 2023.
Una de las metas concreta es:
“Para 2030, poner fin al hambre y asegurar el acceso de todas las personas, en particular los pobres y las personas en situaciones vulnerables, incluidos los lactantes, a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año.”
Si revisamos la situación actual del país encontramos los siguientes datos proporcionados por CONEVAL:
La población con carencia por acceso a la alimentación nutritiva y de calidad pasó de un 21.9 % en 2016 a 22.5% en 2020. Estos porcentajes equivalen a que en 2020 tenemos 28.6 millones de personas, un incremento de 2.1 millones de persona en ese lapso.
Lo más preocupante no es solo la cantidad de personas en esa situación de vulnerabilidad alimentaria sino la tendencia.
Las persona en situación de pobreza a lo largo de la historia han merecido un cierto grado de atención. Sin embargo, el propio sistema genera las condiciones para que la cantidad de pobres se incremente.
Por otro lado, como lo comenté en un artículo anterior, el usar la metáfora de la lucha, luchar contra la pobreza, es al final de cuentas un sinsentido. La pobreza no es una cosa, es un estado de cosas caracterizado por procesos de exclusión de los mercados, tanto laborales como de consumo.
Por las evidencias disponibles podemos concluir que los procesos asistencialistas pueden paliar la pobreza; sin embargo, el problema no se ha resuelto y los esfuerzos para abordarlo no dan los resultados esperados.
Por ello, es necesario iniciar un proceso serio de reflexión que nos permita entender a profundidad las dinámicas que generan el estado de cosas que llamamos pobreza y que insisto, no se combate.
Este proceso de reflexión debe incluir tanto a las instancias gubernamentales que tienen como tarea sustantiva abordar esta problemática como a organizaciones civiles, universidades y centros de investigación preocupados por el tema.
El propósito de esta reflexión sería simple y sencillamente entender antes de actuar.
Otro punto relevante para considerar es que el alimento destinado a poblaciones vulnerables muchas veces no se hace llegar con un espíritu real de ayuda sino que tiene un componente político – electoral lo que representa una perversión, muy aceptada, de los sistemas asistenciales.
En el Banco de Alimentos estamos trabajando en estructurar convocatorias para asumir el objetivo Hambre Cero de una manera seria y colaborativa para encontrar nuevos caminos para reinsertar a las poblaciones en situación de pobreza a procesos productivos que les permitan ir incrementado, paulatinamente, el grado de autosuficiencia tanto personal como comunitario.
En comunicaciones posteriores iré compartiendo datos y avances sobre el tema, en tanto, te invito a compartir tus inquietudes y propuestas sobre el tema.
¡Hasta la próxima!